La muerte no calla a Gilberto Pinto

Este viernes, a partir de las 5:30 de la tarde, se llevará a cabo el acto crematorio del artista en el Cementerio de La Guairita NICOLA ROCCO/ARCHIVO 

"Carlos Escarrá: 'No hemos desplazado la cultura de la IV República'. Sobre todo en el teatro: apoderándose de las salas, negando los aportes necesarios para producir teatro de altura, coartando la libertad de expresión, calificándonos de 'perniciosos', incitándonos a la autocensura... ¡Qué lucidez y honradez de politólogo!". Gracias a su compañera, la actriz Francis Rueda, el pensamiento de Gilberto Pinto (1929-2011) palpitaba en las redes sociales. Él, que no era precisamente amigo de los medios masivos, sobre todo, por lo que conllevan de "contra-cultura", tuvo presencia permanente en el perfil de Facebook de la actriz. La frase inicial la citaba ella el 7 de diciembre de 2010, justo un año antes de la partida del maestro.

Ayer, en horas de la madrugada dejó de existir quien pasa a la historia como dramaturgo, director y pedagogo. Aunque muchos extrañarán también al hombre militante, crítico, comprometido con esa forma de ver la vida que permeaba al teatro... su vida.

El pasado 7 de septiembre se cumplieron 82 años desde que naciera en la parroquia Santa Rosalía de Caracas. En el teatro, comenzó en 1948 en el Curso de Capacitación Teatral de Jesús Gómez Obregón. No obstante, el experimentado Fernando Gómez lo recuerda como un quinceañero trabajando como actor con el director Luis Peraza.

Apenas terminó el sexto grado, pero su inquietud intelectual lo llevaría por caminos insospechados: se convirtió en un prolífico director y dramaturgo. Escribió alrededor de 18 piezas, muchas escenificadas en otros escenarios del mundo. La última, el pasado 7 de marzo en el Festival Internacional de Glasgow, donde se presentó su pieza El confidente, en el National Theatre of Scotland.

"¿Saben lo que voy a hacer? Me dedicaré a andar delante de mí, siempre derecho, hasta conseguir un lugar donde pueda vivir, trabajar y amar en paz... Si algún día lo encuentro les avisaré. Y si no, ¡Vendré a decirles que no existe y que debemos luchar hombro con hombro para hacerlo!". Así lo escribe en El hombre de la rata, de 1963, una de sus obras emblemáticas junto a La noche moribunda y El peligroso encanto de la ociosidad, con la que Rajatabla abrió la primera Muestra de Dramaturgia Nacional, en homenaje al maestro.

También destacan en su dramaturgia Los fantasmas de Tulemón, La guerrita de Rosendo y La visita de los Generales, una de sus últimas creaciones.

"¿Cómo que no vamos a estar metidos en la política si el teatro es política? Cuando tú montas una obra comercial, insulsa, estás haciendo política, te estás poniendo de acuerdo con la idea de que este país está bien y no hay más nada que hacer", decía Pinto a El Universal en 2008.

Hombre de izquierda y revolucionario auténtico, no dudó a la hora de cuestionar lo que no andaba bien. "Cuando el teatro trata temas complejos e incómodos, pero comprometidos y necesarios en una sociedad empeñada en obviar todo lo que no se ajusta a su intrascendente pauta de conducta, se topa con el poder político totalitario, para quien todo creador honesto resulta sospechoso... o 'pernicioso', como nos calificó a Héctor Manrique y a mí, un sirviente del ministro Farruco (Francisco Sesto)", diría el maestro en palabras que siguen encendidas...

ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL
Twitter: @argomezc

Comentarios

Entradas populares