"Los barrios son evitados y excluídos"
Para comprender la obra de un pintor hay que ir a la esencia que impulsa su trazo. No basta con conocer las teorías de composición predominante, ni las influencias plásticas y períodos que sirvieron de telón de fondo. Sólo sabiendo la historia del personaje se develan los porqués. Así sucede con el trabajo de Juan Pablo Martínez Romero.
Tras hurgar en su vida, se descubren las razones que lo impulsan a buscar los matices de la miseria, la basura y los barrios.
"Uso el seudónimo Marrom en honor a mis dos apellidos. He sido artista desde niño, pero no fue sino hasta 2006 cuando comencé a tomarlo en serio como profesión. Sufro ELA (Esclerosis lateral amiotrófica) desde 2003, enfermedad que ha disminuido mi capacidad motora. Ahora, como discapacitado, soy más observador y pinto más lentamente". Así se presenta Martínez Romero, quien inaugura su primera exposición individual hoy a las 4:00 pm, en la sede de Fundalamas, ubicada en el Casco Histórico de Petare.
"Mis pinturas son hechas con el mismo amor y dedicación tomando en cuanta mi entorno, y mi percepción de los colores, la sociedad latinoamericana y sus sentimientos", indica el artista, un amante de la realidad de los barrios.
Su pasión por tomar el contexto como punto de referencia se manifestó desde su infancia. Desde los 12 a los 16 años se dedicó a dibujar un cómic. El personaje principal, Star Kid, era un héroe adolescente de otro planeta que luchaba contra el mal en Caracas. "Los cuerpos de los caracteres eran palitos pero con rostros y manos muy detallados", comenta sobre la afición que le llevó a elaLa muestra lleva por título Desde mi ventana. Acrílico, óleo y arte digital presentan el barrio y sus personajes en una explosión de color. "Comencé a pintar temas relacionados con la miseria, la basura, temas de nuestros barrios, bueno, lo poco que me permite ver o visitar mi discapacidad motora. Espero seguir haciéndolo por mucho tiempo hasta que mi arte evolucione y mi cuerpo aguante".
borar 12 cuadernos de 20 páginas cada uno.
"La enfermedad no me venció. En 2006 comencé a pintar de nuevo, luego de muchos años de no hacerlo.
Quise mostrar realidades evidentes no apreciadas", asegura.
Un día encontró su motivo de inspiración. Una montaña llena de vida: Petare.
"Observé todos esos ranchos anárquicamente apiñados uno al lado de otro, noté su colorido, belleza y naturalidad. Me di cuenta que es la realidad menos apreciada o mostrada en el arte latinoamericano. Los barrios urbanos son olvidados, son excluidos, son evitados por la sociedad aceptada quizás por vergüenza".
YOHANA SILVERA
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