Dudamel y Mahler
Venezuela tiene un puesto significativo en las actividades musicales serias del mundo gracias al movimiento que inició en 1975 el economista y músico José Antonio Abreu.
Dice Wikipedia (ese maravilloso mundo donde se encuentra información, generalmente muy bien documentada y que está al servicio de todos) que el Movimiento de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela incluye unas doscientas orquestas y alrededor de trescientos cincuenta mil niños, jóvenes y no tan jóvenes.
En estos últimos días y creemos que por iniciativa de ese muy destacado Director, tanto de la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles como de la Orquesta Simón Bolívar, Gustavo Dudamel, se realizó un ciclo en Estados Unidos donde nuestra orquesta Simón Bolívar y la Sinfónica de Los Ángeles ejecutaron las nueve sinfonías que compuso Gustav Mahler (1860-1911) y ahora la Orquesta Sinfónica de Los Ángeles que nos visita, estará alternando con nuestra orquesta para presentar las mismas obras en el Teatro Teresa Carreño.
Es absolutamente plausible y admirable que, para el bien de la cultura, se realicen acciones como la descrita, pero tenemos razones para lamentar que lo que se está haciendo nos parezca insuficiente.
Creemos que Venezuela desprecia muchos de los adelantos tecnológicos de que disponemos.
La televisión, que dio sus primeros pasos en el primer tercio del siglo pasado, es un medio maravilloso que en pocos países se utiliza adecuadamente. No vamos a narrar ninguna de las barbaridades que se cometen, especialmente en la televisión pública nacional.
Tanto el Movimiento de Orquestas Nacionales Juveniles e Infantiles de Venezuela como la televisión pública son patrimonio de toda Venezuela y de todos los venezolanos. Son contados, menos del uno por diez mil de los ciudadanos, quienes pueden acceder al Teatro Teresa Carreño para presenciar escuchar y disfrutar una presentación. La televisión tiene cobertura muy alta y la tiene en los más apartados rincones y en las más modestas viviendas del país. Por lo tanto, opinamos que es un derecho que tienen todos los nacionales, venezolanos o no, de recibir en cada una de sus viviendas el espectáculo que se paga y se podría transmitir por organizaciones que financiamos todos.
No queremos entrar en las intervenciones del mundo político en los eventos importantes de la sociedad venezolana. Opinamos que cada quien tiene el derecho de opinar, suscribir y respaldar la tendencia que bien le parezca, pero eso tiene limitantes. Una cosa es lo que haga dentro de su mundo personal y otra muy diferente lo que debe hacer cuando sus actuaciones pertenecen al mundo público.
Creemos firmemente que el derecho privado permite hacer todo aquello que no esté prohibido y el derecho público establece lo que cada quien, en función pública, puede y debe hacer.
Es necesario comenzar una cruzada que propague y persiga que toda la nación aprehenda la famosa frase de Benito Juárez: "El respeto al derecho ajeno es la paz".
Creemos que las labores del Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela ganaría mucho si sus presentaciones se difundieran a través de la televisión pública nacional. Si esta se resistiera, la televisión privada podría recoger el testigo y tomar el relevo. La cultura y la educación de los venezolanos lo exigen y lo merecen.
RAFAEL DÍAZ CASANOVA | EL UNIVERSAL
rafael862@yahoo.com
@rafael862
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