Diversificando el entretenimiento


Luis Pedro España N.


 
Las profesiones mejor pagadas son las vinculadas al entretenimiento. Artistas y deportistas son, de largo, las ocupaciones que mejor se remuneran. Las razones son múltiples, desde que para realizarlas se requieren atributos y talentos que pocos tienen y con los que se tiene que nacer, y no solo aprender, hasta el simple hecho de que la gente está dispuesta a pagar mucho dinero con tal de que los entretengan, los hagan reír, los emocionen y hasta los hagan llorar.
A mediados de los ochenta la Universidad de Sofía en Tokio nos contrató un pequeño campo para indagar, entre otras cosas, sobre la utilización del tiempo libre entre los venezolanos de clase media. Desde hacía tiempo las ciencias sociales del Japón estaban preocupadas con las formas de entretenimiento de su sociedad. Para ellos más que un problema de tipo de entretenimiento, se trataba de que no se entretenían.
Aun cuando, para ese entonces, ese no era precisamente el centro de nuestras preocupaciones, ciertamente el Estado japonés ha hecho del entretenimiento un tema de política pública, que luego fueron incorporando entre sus preocupaciones el resto de los países desarrollados.
Entre nosotros el tema del entretenimiento nos luce como accesorio y puede que, a lo más, un problema temporal y asociado a las vacaciones de los escolares. De ellas parecen ocuparse más las agrupaciones laborales y sus empresas (públicas o privadas), por aquello de llenar la agenda de los muchachos para que los padres (o mejor dicho, las madres) no tengan que estar regresando más temprano a la casa, pidiendo permiso o llevándose al muchachito a la oficina porque no tiene con quién dejarlo.
Fuera de eso, el entretenimiento es un problema privado, vinculado a la vida familiar, y donde el Estado parece que tiene poco que decir. Si nos remitimos a los estudios de consumo cultural y tratamos de identificar qué hace la población con su tiempo libre, se llega a la conclusión de que este país se aburre a horrores, y que aquello de que somos de los países más felices del mundo, solo será en horario de trabajo, porque fuera de allí la modorra es monumental.
Varios estudios que hemos hecho entre trabajadores de diversas empresas muestran que los obreros y empleados tienden a reproducir lo que hacen los fines de semana durante sus vacaciones. Debe ser por ello que antes de que la legislación obligara el disfrute de las vacaciones, era muy común encontrarse a una gran mayoría de trabajadores que tenían cuatro y más vacaciones acumuladas. ¿Qué se hace en vacaciones? Como decíamos, más o menos lo mismo que los fines de semana, pero por más tiempo. Estar en la casa, salir a visitar familiares y amigos que vivan fuera de la ciudad, y uno que otro paseo en la medida en que el presupuesto alcance, o se haya programado ahorro para ello.
Los campamentos vacacionales son para los que viven en las principales ciudades, especialmente Caracas, se concentran en los sectores medios, y tienden a ser tan exclusivos como los viajes de vacaciones o actividades recreativas que van más allá del círculo familiar e íntimo. Cuando se constata esta realidad de precariedad del entretenimiento en Venezuela, la primera pregunta remite a sus causas. Obviamente estas son múltiples y el factor ingreso es uno, pero no necesariamente el más importante.
La restricción de la oferta es tan grande que pareciera que el aburrimiento es más por falta de opciones que de ganas. Sorprende que aunque se supone que habría mercado para ello, es poco lo que la sociedad ofrece para canalizar el ocio.
Del lado gubernamental pareciera que hubiese una sincera preocupación por este tema, pero fuera de la populista y clasista propuesta de llevar a conocer Los Roques en aviones militares a quienes el Gobierno considera que están privados de ello, siguen siendo los campamentos para los hijos de los trabajadores del sector público lo que consume mayor presupuesto y originalidad.
Diseñar políticas públicas en el área del entretenimiento o, mejor, generar condiciones para que los privados generen este tipo de servicios, más allá de los centros comerciales, los cursos vacacionales o los campamentos, es toda una línea de investigación y de formulación de propuestas, que requieren de tiempo y de una inversión que no hemos realizado.
A manera de opciones iniciales para abrir el tema sobre la oferta del entretenimiento en nuestro país, propondríamos cinco aspectos, bastante elementales y básicos como se verá, y centrados en quienes menos se entretienen, los sectores populares. 

1 Las escuelas. Luce como un verdadero desperdicio que el principal espacio comunitario del que disponemos en Venezuela permanezca cerrado casi un tercio del año. Abrir las escuelas al entretenimiento sería una forma de generar un boom de oferta, claro está, siendo creativos y permitiendo que las comunidades intervengan en la producción de los servicios recreativos. 

2 Cybers. La capacidad de la tecnología para producir entretenimiento ha hecho de los establecimientos de informática rentada una opción que no solo parece poco explotada, sino que podría contribuir a diversificar los espacios de entretenimiento sin salir de la propia comunidad. 

3 Espacios públicos. Desde canchas, plazas y casas comunales, estos espacios deberían ser utilizados por la comunidad para albergar allí una cartelera de entretenimiento que explote las capacidades artísticas, deportivas y lúdicas en general. Aquí, más que las necesidades de recursos económicos, son las capacidades gerenciales de los grupos culturales y juveniles las que habría que formar para desarrollar una oferta local. 

4 Microempresas de turismo. Si se crearan condiciones para alinear transporte, alojamiento y mercadeo social, podría generarse una oferta de paquetes populares de turismo mucho más realistas y masivos de lo que hasta ahora ha sido el intento de llevar la recreación a los sectores populares. 

5 Entretenimiento en casa. Por último, hay que tratar de diseñar productos de entretenimiento que puedan ser consumidos en la propia casa. Finalmente este seguirá siendo un espacio que podría dotarse de muchos productos para compartir en familia y con los a

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