No ayuden, pero tampoco molesten


Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña
www.alejandrosuarez.es
La situación económica actual es uno de los temas más recurrentes y debatidos entre los políticos. Las posibles soluciones a la crisis parecen pocas y menos con medidas tan "nada efectivas" como las que se observan a diario.
Mi país cuenta, en la actualidad, con tres millones de autónomos, pese a que en los últimos tres años se han dado de baja 375.000. Es evidente que la crisis ha hecho mella en los autónomos, en mayor o igual medida que en el resto de las empresas debido al descenso del consumo en general. Pero lo más indignante es que los políticos y gobernantes, ante la grave situación, lejos de apoyar a este colectivo que intenta ganarse la vida como buenamente puede, se empeña en ponerles la zancadilla cada vez que intenta sacar la cabeza del lodo.
Las trabas que los autónomos y las pequeñas y medianas empresas encuentran en la actualidad para poder desarrollar y mantener su trabajo sin el menor respaldo son de tal magnitud, que resulta difícil concebir cómo es posible que continúen en determinados casos con el desarrollo de su actividad.
La caída de las ventas debido al descenso del consumo en general y la falta de financiación por parte de los bancos son dos de los graves problemas a los que los autónomos han de hacer frente a diario en estos tiempos.
Además, a ello debemos añadir el índice de morosidad con el que deben lidiar, pues muchas veces estos trabajadores cobran tarde sus facturas, incluso con seis meses de demora, y en no pocas ocasiones quienes más se retrasan en realizar los pagos son las propias Administraciones de los Gobiernos; no hay que ser muy listo para entender lo que esto supone para un autónomo.
No me entra en la cabeza cómo las Administraciones son tan rápidas en cobrar y tan lentas en pagar, y más a un colectivo que cumple con la ley para el desarrollo de su actividad. De este modo, no es de extrañar que prolifere la economía sumergida.
Y es que ante esta situación a nadie le pueden sorprender las consecuencias. Hace unos días en mi país se rechazó una propuesta para que los autónomos no paguen el IVA de las facturas impagadas, lo que supone que un autónomo tiene que pagar 18% del importe de las facturas que emite, le paguen o no le paguen. Increíble, pero cierto.
En países con las tasas de desempleo por las nubes y donde autónomos y pymes carecen de acceso a la financiación, difícilmente se puede crear empleo.
Las grandes empresas no generarán puestos de trabajo, pues aprovechan estas situaciones para llenar sus arcas y para afianzar su posición dominante en el mercado. Por ello, se debe cuidar y mimar a los trabajadores autónomos y se les debería facilitar el desarrollo de su actividad.
No estoy pidiendo a los gobiernos que apoyen a este colectivo, que deberían; lo único que pretendo es que ya que no ayudan, tampoco molesten ni les pongan cada vez más dificultades en su camino.
CEO Ocio Networks

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