Woodstock: 500.000 personas y nadie peleó
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Hace justo 42 años se realizaba el Festival de Woodstock, programado inicialmente para celebrarse el viernes 15, sábado 16 y domingo 17 de agosto de 1969, y que, por las demoras que se empezaron a acumular, terminó el lunes 18 en la mañana.
Presentamos la segunda y última parte del resumen que comenzamos el pasado martes 2 de agosto sobre el libro Woodstock: three days that rocked the world, de Mike Evans y Paul Kingsbury.
Sly and the Family Stone era uno de los grupos negros más explosivos del momento, su show comenzó cerca de las 3:30 am del domingo (estaban pautados para las 10 de la noche del sábado).
Tal como se ve en la película, la actuación de esta banda fue una de las mejores del evento.
Su saxofonista, Jerry Martini, lo recuerda así: "El efecto de Sly en las grandes audiencias era sorprendente. En Woodstock, todos estaban en sus sleeping bags y logró que se levantaran. Cuando se presentaba, tenía ese ascendente tipo Napoleón o Hitler. Cuando tenía el poder, podía hacerlos sentar o que hicieran lo que fuese".
Carlos Santana, que los vio, comentó: "Presencié el momento cumbre del festival. Creo que nunca más Sly tocó tan bien, literalmente salía humo de su afro".
A las 7:00 de la mañana vino Jefferson Airplane, a quienes les tocó arrancar encandilados por el sol que estaba saliendo.
Grace Slick, su cantante, rememora sus impresiones:
"No podías salir del escenario para el baño. No estaba tan bien organizado, pero el evento fue único en que había medio millón de personas que no estaban peleando entre sí".
También está el testimonio de Jack Casady, bajista del "Airplane": "Veías a los músicos empapados por la lluvia. Eso nos llevó a todos a una realidad común, y esa fue la cosa más preciosa del festival: los egos se desvanecieron".
Luego de ellos no hubo más conciertos hasta las 3:30 de la tarde, cuando irrumpió Joe Cocker:
"Llegamos en helicóptero porque no había otra manera. Sobrevolar esa multitud fue impresionante. Luego de nuestra actuación fue que arrancó la lluvia y se transformó en un festival de lodo y barro. Una de las piezas que tocamos fue 'Let's get stoned' (Vamos a drogarnos), de Ray Charles, que funcionaba perfecta para ese momento".
Por los mismos problemas con las precipitaciones, tanto el sábado como el domingo, John Sebastian, que no tenía previsto tocar, terminó en la tarima:
"Quería ser un espectador más, pero como todos mis amigos estaban en el backstage, terminé ahí con ellos. Empezaron a preguntarme que cuándo iba a tocar y les decía que no estaba en el cartel, que ni siquiera tenía mi guitarra... Pero luego el jefe del escenario me dice: 'Está lloviendo y hay problemas con el sistema de sonido. Tenemos miedo de poner un amplificador en la tarima, pero tenemos que entretener a la audiencia. Puede ser alguien con su guitarra y tú eres el elegido'. Así que con una guitarra prestada salí a la lluvia, canté y, cuando terminé, ya había escampado".
El lunes 18, a las 4:00 de la madrugada, salió uno de los supergrupos de entonces que casi se estaba estrenando, era su segunda presentación: Crosby, Stills, Nash & Young.
David Crosby recapitula: "Estábamos asustados y nerviosos porque todos a quienes respetábamos en este negocio de la música estaban detrás de nosotros en el escenario, llenos de curiosidad por vernos: Jimi Hendrix, Janis Joplin, Sly Stone, The Who, los de Jefferson Airplane y todos los que salieron y no salieron en el filme".
Igual es el ángulo de Neil Young: "Con Woodstock comenzó el uso del rock en los comerciales. Woodstock fue una porquería y tocamos feo. Todo el mundo estaba en su cosa de Hollywood con las malditas cámaras. No estaban tocando para la gente sino para las cámaras. La tarima estaba llena de estos malditos camarógrafos que te distraían. Yo les dije: si uno de ustedes se me acerca, lo golpeo con mi guitarra... Por eso no estoy en la película".
Finalmente, a las 8:30 de la mañana salió Jimi Hendrix para solo 40.000 personas, porque él y su manager se empeñaron en cerrar el festival por eso de que la atracción principal es la última.
Tras una presentación de dos horas, que incluyó la interpretación del himno de los Estados Unidos, para muchos la síntesis del espíritu musical y político del espectáculo, Woodstock terminó a las 10:30 de la mañana, luego de que Hendrix cerró su intervención con "Hey Joe".
Presentamos la segunda y última parte del resumen que comenzamos el pasado martes 2 de agosto sobre el libro Woodstock: three days that rocked the world, de Mike Evans y Paul Kingsbury.
Sly and the Family Stone era uno de los grupos negros más explosivos del momento, su show comenzó cerca de las 3:30 am del domingo (estaban pautados para las 10 de la noche del sábado).
Tal como se ve en la película, la actuación de esta banda fue una de las mejores del evento.
Su saxofonista, Jerry Martini, lo recuerda así: "El efecto de Sly en las grandes audiencias era sorprendente. En Woodstock, todos estaban en sus sleeping bags y logró que se levantaran. Cuando se presentaba, tenía ese ascendente tipo Napoleón o Hitler. Cuando tenía el poder, podía hacerlos sentar o que hicieran lo que fuese".
Carlos Santana, que los vio, comentó: "Presencié el momento cumbre del festival. Creo que nunca más Sly tocó tan bien, literalmente salía humo de su afro".
A las 7:00 de la mañana vino Jefferson Airplane, a quienes les tocó arrancar encandilados por el sol que estaba saliendo.
Grace Slick, su cantante, rememora sus impresiones:
"No podías salir del escenario para el baño. No estaba tan bien organizado, pero el evento fue único en que había medio millón de personas que no estaban peleando entre sí".
También está el testimonio de Jack Casady, bajista del "Airplane": "Veías a los músicos empapados por la lluvia. Eso nos llevó a todos a una realidad común, y esa fue la cosa más preciosa del festival: los egos se desvanecieron".
Luego de ellos no hubo más conciertos hasta las 3:30 de la tarde, cuando irrumpió Joe Cocker:
"Llegamos en helicóptero porque no había otra manera. Sobrevolar esa multitud fue impresionante. Luego de nuestra actuación fue que arrancó la lluvia y se transformó en un festival de lodo y barro. Una de las piezas que tocamos fue 'Let's get stoned' (Vamos a drogarnos), de Ray Charles, que funcionaba perfecta para ese momento".
Por los mismos problemas con las precipitaciones, tanto el sábado como el domingo, John Sebastian, que no tenía previsto tocar, terminó en la tarima:
"Quería ser un espectador más, pero como todos mis amigos estaban en el backstage, terminé ahí con ellos. Empezaron a preguntarme que cuándo iba a tocar y les decía que no estaba en el cartel, que ni siquiera tenía mi guitarra... Pero luego el jefe del escenario me dice: 'Está lloviendo y hay problemas con el sistema de sonido. Tenemos miedo de poner un amplificador en la tarima, pero tenemos que entretener a la audiencia. Puede ser alguien con su guitarra y tú eres el elegido'. Así que con una guitarra prestada salí a la lluvia, canté y, cuando terminé, ya había escampado".
El lunes 18, a las 4:00 de la madrugada, salió uno de los supergrupos de entonces que casi se estaba estrenando, era su segunda presentación: Crosby, Stills, Nash & Young.
David Crosby recapitula: "Estábamos asustados y nerviosos porque todos a quienes respetábamos en este negocio de la música estaban detrás de nosotros en el escenario, llenos de curiosidad por vernos: Jimi Hendrix, Janis Joplin, Sly Stone, The Who, los de Jefferson Airplane y todos los que salieron y no salieron en el filme".
Igual es el ángulo de Neil Young: "Con Woodstock comenzó el uso del rock en los comerciales. Woodstock fue una porquería y tocamos feo. Todo el mundo estaba en su cosa de Hollywood con las malditas cámaras. No estaban tocando para la gente sino para las cámaras. La tarima estaba llena de estos malditos camarógrafos que te distraían. Yo les dije: si uno de ustedes se me acerca, lo golpeo con mi guitarra... Por eso no estoy en la película".
Finalmente, a las 8:30 de la mañana salió Jimi Hendrix para solo 40.000 personas, porque él y su manager se empeñaron en cerrar el festival por eso de que la atracción principal es la última.
Tras una presentación de dos horas, que incluyó la interpretación del himno de los Estados Unidos, para muchos la síntesis del espíritu musical y político del espectáculo, Woodstock terminó a las 10:30 de la mañana, luego de que Hendrix cerró su intervención con "Hey Joe".
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